Descripción
del tipo grande redondo
El tomate
es una planta que puede ser cultivada en todo tipo de huerto. Es posible sembrar las semillas directamente en la tierra o bien optar por un almácigo, es decir una maceta o bandeja en donde la planta comenzará a crecer para luego ser trasplantada cuando tenga aproximadamente 15 cm. Sea cual sea la elección, lo importante es contar con suelos ricos en nutrientes, algo que es posible lograr tratando la tierra con compost o estiércol animal (de vaca, caballo, oveja, etc.). En el caso de suelos pobres en nutrientes, siempre está la opción de realizar un abono de cobertera una vez que las plantas están creciendo. Otro aspecto importante es la exposición al sol. Hablamos de una planta que necesita de los rayos solares para crecer por lo que debes elegir cultivarla sólo si tienes un huerto con al menos seis horas de sol al día.
Si eliges la primera alternativa, la mejor época para la siembra es al final de la primavera. En ese caso, lo primero que hay que hacer es esparcir las semillas en el suelo para luego cubrirlas con 1 cm. de tierra. Luego hay que cubrir la zona con una manta o con una lámina de plástico para así crear el clima ideal para que la planta crezca como si estuviese en un invernadero. Ahora bien, si prefieres la siembra en un almácigo, puedes comenzar el proceso al inicio de la primavera, colocando dos o tres semillas en una bandeja de alveolos previamente cubierta con turba. Para acelerar la germinación, cubre la bandeja con un plástico sin cerrarla del todo para que tenga cierta ventilación. Luego de dos o tres semanas, es hora de trasplantar la planta al huerto.
El riego
Al igual que sucede con cualquier otro cultivo, el tipo de riego es esencial para el buen crecimiento del tomate. Si bien es una hortaliza “apta para todo público”, el riego encierra algunos secretos pues la planta es muy sensible tanto al exceso como a la falta de agua. Al momento de regar, se recomienda verter bastante cantidad de agua pero evitando el exceso de humedad. El truco es sencillo: no regarla frecuentemente pero sí ser generosos al hacerlo.
Lo mejor será realizar el riego por la mañana o luego de la puesta del sol, evitando el momento antes de la recolección. Por otra parte, hay que tener en cuenta que las hojas de la planta son muy sensibles a las enfermedades y es por eso que es muy importante no mojar sus hojas.